Conoce a Soledad, la tortuga rebelde que ama las aventuras y que tiene más hermanos de los que puedes contar con tus manos.
Soledad Caparazón provenía de una familia de tortugas muy grande, o mejor dicho muy larga, porque cuando todos sus hermanos se ponían en fila, alcanzaban unos 30 pies de largo. Sus nombres eran, Teo, Totó, Jess, Valeria, Pablo, Carlitos, Máximo, Itze, Jamil y Colette.
Ah, y el pequeño Ikal.
Toda la familia Caparazón hacía divertidas actividades durante el desayuno. Jugaban juegos ... ... formaban bandas de rock ... y creaban arte abstracto.
Pero Soledad siempre decía: “Me gusta estar sola, má” y se alejaba en busca de tesoros o a empezar su carrera como cantante solista, por supuesto.
"Algún día comprenderás la importancia de que estemos todos juntos", respondía su mamá. A Soledad la dejaban aventurarse sola, siempre y cuando se mantuviera alejada del Bosque Oscuro y de las peligrosas sombras que acechaban en su interior.
Una mañana, justo cuando Soledad estaba a punto de salir a explorar, Ikal, su hermano menor, le pidió acompañarla. "Lo siento, me gusta estar sola", dijo Soledad. "Pero podemos estar solos, juntos". Ikal respondió. Soledad suspiró y salieron juntos.
Viajaron a través de California Wetlands ... ... bajo las burbujeantes aguas termales ... ... pasaron por la roca con forma de elefante ... ... Hasta que llegaron al borde del Bosque Oscuro.
"No podemos entrar ahí" dijo Ikal mientras se alejaba a toda velocidad. Pero Soledad decidió entrar. Apenas dio el primer paso, el sol desapareció detrás de unas oscuras hojas, en ese momento sintió que un escalofrío atravesaba todo su cuerpo, pero decidió seguir su camino.
De repente, Soledad escuchó un murmullo ... y una multitud de sombras oscuras la rodearon. Corrió tan rápido como pudo, pero las sombras eran tan veloces como ella.
Soledad se escondió debajo de un tronco y luego corrió hasta unos árboles caídos que llegaban hasta la orilla de un caudaloso río.
Ya no tenía ningún lugar a donde ir, estaba atrapada entre el bosque y el río y con las sombras acechándola.
Soledad cerró sus ojos y se imaginó los rostros de todos sus hermanos: Teo, Totó, Jess, Valeria, Pablo, Carlitos, Máximo, Itze, Jamil y Colette. Ah, y al pequeño Ikal.
De repente, escuchó la voz de su mamá. "¡Soledad!"
Soledad se dio vuelta, y vio que allí estaban todos sus hermanos en el río, uno detrás del otro, formando escalones con sus caparazones. "¡Corre!" gritó su mamá.
Soledad saltó al primer caparazón justo antes de que las sombras las pudieran atrapar, luego saltó sobre Teo, Totó, Jess, Valeria, Pablo, Carlitos, Máximo, Itze, Jamil y Colette.
Y por supuesto sobre el pequeño Ikal,
que sonrió al verla pasar.
Bajo el resplandor de un sol mañanero, la familia Caparazón se reunió a salvo en la otra orilla y Soledad abrazó a su madre con más fuerza que nunca. Solo quedaba una cosa por hacer... desayunar todos juntos.